Junto a Luca Prodán y el líder de Virus, Federico Moura, el cantante Miguel Abuelo integró la triste trilogía de los íconos del rock nacional que fallecieron con menos de un año de diferencia entre 1987 y 1988.
El 26 de marzo de 1988, los seguidores de la banda “los Abuelos de la Nada” que cambiaron la textura musical de los ochenta, se desayunaron con la noticia de la sorpresiva muerte del líder y genio intelectual del grupo: Miguel Abuelo.
Miguel Angel Peralta, en realidad su verdadero nombre, había cumplido 42 años, siete días antes, y falleció sorpresivamente en la Clínica Independencia del barrio de Barracas, luego de sufrir las complicaciones de una intervención quirúrgica de vesícula.
Esa complicación llegó producto de una infección producida por el virus del HIV y que le provocó un empeoramiento del post operativo con fuertes cuadros febriles y problemas respiratorios.
De esta manera, Abuelo se convirtió en el primer artista argentino que murió por este virus y se adelantó en nueve meses a la muerte de Federico Moura, quien también pereció por esta enfermedad.
El golpe fue suficientemente fuerte para mover las estructuras noticiosas que en vez de rescatar el gran pasado musical de Miguel Abuelo se regodearon con su enfermedad y hasta provocó que años después algún biógrafo fanatizado del músico intentara defender la teoría que el fallecimiento de Abuelo nada tenía que ver con el SIDA.
La verdad es que su ingresó a una operación de rutina significó que se le diagnosticara que era portador del virus y sus ya defensa bajas le jugaron en contra a la hora de la recuperación de la operación.
Abuelo fue uno de lo precursores del rock en castellano en Argentina cuando en 1968, un poco por justificar un mentira dicha a un productor a quien le dijo que ya tenía una banda, formó la primera versión de “Los Abuelos de la Nada”.
En dos años, por ese grupo pasaron infinidad de músicos que se encontraban dando sus primeros pasos en el rock nacional como Kubero Díaz, Pappo y Claudio Gabis, y el baterista Pomo, entre otros, en formaciones que no terminan de afianzarse como el proyecto que soñaba su líder.
En 1970, tras grabar dos discos es uno de los primeros músicos en emigar a Europa, y como hippie vagabundea por Londres y España donde se radica variaos años, tocando en pubis, viviendo de otros oficios lejanos al de músico y donde también tiene problemas con le ley de este país por una sospecha de robo.
A fines de 1979 regresa a la Argentina y junto a Kubero Díaz y “Cachorro” López comienzan a soñar con volver a rearmar una nueva versión de “Los Abuelos”.Por eso años, el artista ya había logrado una interesante madurez literaria como poeta y tenía la gran virtud de un llamativo manejo de escena, algo poco visto por estas costas.
Después de vario intentos, en 1981 se concreta la mítica formación de la banda con Gustavo Bazterrica (guitarras), Cachorro López (bajo) Polo Corbella (Bateria) y dos jóvenes promesas: Andrés Calamaro (teclados) y Daniel Melingo (Saxo).
Con la producción de Charly García –con quien Abuelo nunca tuvo una relación cordial— la banda grabó su primer álbum, que llevó el nombre del grupo se editó en 1982 con éxitos como “Sin Gamulán” y “Tristeza de la ciudad” entre otros.
rob/
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